sábado, 25 de abril de 2009

El masaje infantil



El masaje


Es cada día mas habitual practicar con los bebes maniobras apropiadas para el masaje infantil manteniendo con ellos un contacto físico e intenso y gratificante.


Grandes o pequeños, los hijos demandan la atención de sus padres. Más allá del indispensable, y necesario ritual del cuento, necesitan sentirse cercanos, accesibles y disponibles, igual que nosotros a ellos. Besos, abrazos, mimos, caricias… ¿Quién no necesita ser acariciado?


Acariciando a los hijos, se les ofrece amor, ternura… Las manos, transmiten confianza, seguridad, y serenidad, así se les ayuda en su desarrollo personal y social, disminuyendo su ansiedad y favoreciendo su independencia. Aprender con ellos es una muestra de nuestra capacidad como educadores y un placer inmenso donde instalar nuestra confianza como padres, tantas veces bombardeada por los ritmos sociales.


Pensemos en las caricias como un masaje, y a su vez, en el masaje como un juego. Un juego para relajarnos después de un día difícil, largo o excitante. Un juego para comunicarnos de un modo distinto, aunque nada extraño a la naturaleza del ser humano, demostrando nuestro amor, confortando, calmando, y compartiendo con ellos unos minutos intensos y placenteros.


Hay que disfrutar, por tanto, del contacto directo con los hijos, escuchando con atención la respuesta de su cuerpo. Hay que alejarse de una rutina mecánica, porque cada niño es diferente y cada día es diferente, hagamos del masaje un juego cada día, también diferente. Y recordar que siempre un juego necesita la aceptación de ambas partes, no se puede jugar si uno quiere.


¿Qué se necesita? Prácticamente nada, la creatividad y las manos limpias e hidratadas. Los adornos son interferencias, fuera anillos, relojes, pulseras, mangas largas, y las uñas bien cortadas.


Una habitación cálida, una luz tenue, incluso una música relajante son instrumentos fabulosos para ayudar al desarrollar el masaje, pero no son imprescindibles. El modo de realizar los juegos no es rígido, si encuentras dificultad, no dudes en solventarla con tu intuición y no hay que tener miedo de improvisar.



Algunos masajes divertidos y sencillos:



Las olas del mar


“Van y vienen las olas del mar,
Vienen y van sin dejarte acunar”



Manos: Superficialmente con la yema de los dedos, roza el borde exterior del dedo pulgar extendiendo el recorrido, incluso, hasta la muñeca, en ambas direcciones.


Pies: El mismo movimiento desde el dedo pulgar hasta el tobillo, también en ambas direcciones.
Mantener el contacto continuado como las olas de la playa, una marea que sube y baja indefinidamente.



Los caracoles viajeros:


“Del ombligo sale un caracol dispuesto a tomar el sol.
Para dar un tranquilo paseo a lo largo del sendero”.


Desde el ombligo y en sentido de las agujas del reloj, dibuja varias espirales delimitando el recorrido a la cavidad abdominal. Primero, con las yemas de los dedos, y a medida que la espiral se abre, la mano se irá adaptando al vientre suavemente.


“Su vecino está de vuelta tras la larga caminata.
No hay nada como el hogar. ¡Qué bien se está en casa!



Céntrate ahora en el tórax. Dibuja las espirales de afuera a adentro, desde el hombro izquierdo, en sentido contrario a las agujas del reloj, hasta acabar en el corazón.


“En tu casa o en la mía quedamos a cenar.
¡Cuántas aventuras nos tenemos que contar!



Une los centros de las dos “espirales-caracoles” dibujando un ocho con la mano. Dejando, después, que las manos terminen el juego intuitivamente.



Plastilina


“Vamos a jugar: plastilina vas a ser.
Tus brazos y tus piernas yo moldearé.
Churros, longanizas y morcillas voy a hacer.
Dime si te gusta y empecemos otra vez".


Rodea con ambas manos un brazo y realiza pequeñas presiones deslizándolas desde el hombro a lo largo de toda la extremidad, sin olvidarte de cada uno de los dedos.


Continúa con el otro brazo, y haz lo mismo con las piernas.



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